jueves, 26 de abril de 2012

El secreto de la infelicidad

"La infelicidad es el precio que pagamos para ser libres"
Eduard Punset

Interesante frase que parte de un razonamiento aún más simple e interesante: si mi cerebro no está programado desde mi nacimiento, mis decisiones y acciones no son programadas sino que tengo que aprender a tomarlas. Por tanto, me equivocaré muchas veces. Estas equivocaciones me producirá infelicidad.

Se podría escribir mucho sobre esta frase tan sencilla. Sobre sus connotaciones filosóficas, éticas, psicológicas, etc. Y pensaba yo en todas esas posibles perspectivas sobre esta frase cuando me di cuenta que al aplicarla a la situación social actual empezaba a tomar un matiz perverso.

Y es que vivimos en una sociedad donde somos libres para hacer lo que otros quieren. Eres libre para expresar tu opinión y manifestar... cuando el estado quiera y donde quiera. No olvidemos que es delito manifestarse ante las cortes.

Y un ejemplo de ello es como han sido disueltas las concentraciones del 15-M. Ni tampoco podemos olvidar el trato que se dio a las manifestaciones estudiantiles en Valencia donde la policía cargó al más puro estilo de la época de la transición donde "los grises" cargaban contra los estudiantes universitarios.

Y ni siquiera hace falta esperar una manifestación. Esta misma mañana el estado advertía de la ilegalidad de una nueva acampada del movimiento 15-M amenazando con disolverla antes incluso de que se haya convocado.

Y toda esta "libertad de expresión" en un país donde por hacer una viñeta cómica sobre un señor que se va de buenas a primeras a cazar elefantes puede hacerte acabar ante un juez. Un país donde yo tengo la sensación de que existe una casta de intocables colmados de privilegios dispuesto a hacer que todos nos apretemos el cinturón ante la crisis pero que nunca predicarán con el ejemplo.

Pero la vuelta de tuerca nos viene con una nueva ley. Una ley que pretende equiparar la resistencia pasiva a un delito. Una ley con la cual, organizar, colaborar o promover una concentración o manifestación a través de cualquier medio de comunicación como Internet o redes sociales, se considerará delito de integración en organización criminal. Esta ley equipara a cualquiera, que proteste contra una injusticia o desmanes de esos mismos intocables que hacen la ley, en un terrorista similar a un miembro de una organización terrorista cualquiera. En otras palabras, si Gandhi hiciese hoy en día en España una manifestación, probablemente acabaría acusado de delitos de terrorismo.

Volviendo a la frase con la que empezaba esta historia, quizás las equivocaciones que nos hacen tan infelices sean aquellas que cometemos cuando elegimos a ciertas personas para que nos gobiernen y le otorgamos tanto poder para controlar nuestras vidas. 

De forma que, cuando vi esta frase y pensando en nuestra libertad, no soy capaz de aventurar a donde vamos ir a parar. Pero de lo que si estoy muy seguro es de que, según esta frase, nuestros estados se esfuerzan considerablemente en hacer que seamos muy "felices".